24 de mayo de 2016

The Midnight Meat Train

Este tipo de cine seudo terrorífico, más bien asqueroso, para lo único que no sirve y a la vez creen que sirve, es para fomentar, garantizar, enfatizar, la idea por siempre jamás olvidada, que los norteamericanos son todos unos enfermos mentales y que efectivamente hay que transitar con mucho cuidado cerca de ellos, sobre todo a la media noche, en la madrugada, en lugares carentes de luz.

La maldad, sordidez, asquerosidad, que los gringos de mierda profesan y practican, es problema de ellos y quizás en un futuro no muy lejano, terminen como el desenlace de esta película macabra que vi unos sábados atrás en compañía de mis hermanitos Acuña. Ese es el primer comentario que puedo hacer sobre THE MIDNIGHT MEAT TRAIN. Onda algo como lo primero que se viene a mi mente, después de verla.

Soberana estupidez lo repito una y otra vez.
Creo que tan solo personas que no tienen imaginación y no conocen en esencia a los gringos de USA tanto como yo, pueden pensar que esta cinta es tan solo parte del imaginario de un guionista enfermo del mate.
La historia es tontamente simple: hay un señor que desde el último vagón del metro, cuando el reloj marca la hora en que todos los seres de buena crianza, deberían estar en sus casas o al menos camino a ella o paseando por alguna calle iluminada, bar, cantina, burdel o en algún hotel, decide que ha comenzado la hora de trabajar. Es así como para aquellos que no alcanzaron ponerse a resguardo, por los motivos que sean, puede que sean la carne literal, para el susodicho en cuestión. Quién  viaja muy  mono con su maletín negro, dentro del cual atesora todo un contingente de herramientas, sobre todo un martillo, siempre listo para masacrar a sus víctimas.
Después de un par de ocasiones en las que efectivamente ese martillo muele carne humana y salpica salsa ketchup a muros y ventanas del vagón, pensé en razones posibles para que este señor realizara todas las noches las mismas acciones. Se me ocurrió que una motivación pedorra, podría ser el despecho, o tal vez maldad insana, esencia perversa, un ex combatiente de la guerra de Vietnam, quizás de Irak a estas alturas, es decir, gente muy dañada en sus facultades mentales y sobre todo muy norteamericano - violento - asesino - hijo de puta.

Pues no, erré, no siempre puedo salir victoriosa y descubrir las intensiones del guionista. En esta ocasión, los motivos eran tan estúpidos como imaginativamente repulsivos y absurdos. No había ninguna razón para buscar compasión en el asesino, tan solo un ciudadano más de USA enfermo del mate, envenenado hasta más no poder en alma y espíritu, supuestamente, obligado a realizar estos actos asquerosos y malvados.

Entre medio de tanta compulsiva maldad, había que contar una historia. 
Entonces buscaron un actor norteamericano (aunque este es canadiense) que tuviera su carrera en un leve ascenso y por lo tanto, aceptara hacer lo que se dice "cualquier cosa". Él vendría a personificar la justicia, sensibilidad y para algunas espectadoras, la belleza. Lo acompañaría como coprotagonista, una mujercita menuda, rubia, con cara de gatita melosa, para mí el equivalente a putita, para calentarle las patitas al protagonista emergente. Porque no sé si lo sabrán ustedes, pero las cintas de terror tienen un ingrediente primigenio que es la carnada facilona para atrapar al espectador o espectadora: el sexo. No existe cinta de miedo que no muestre (o pele) teta, poto, cama, sexo. Siempre contarán con muchas, muchas escenas de sexo. Sexo, sexo antes, durante y hasta que los maten, obviamente. También se dan las cintas de este género que aman matar y desparramar sangre, cuando los actores están en el acto mismo.
En este caso, creo que la actriz emergente y coprotagonista, pese a que logró llegar casi al final de la historia, en realidad quedó atrapada en el final del túnel del metro y no alcanzó la fama como su pareja masculina. 
Como en materia de gustos, no hay nada escrito, debo agregar que en lo personal, encontré mucho más atractivo (masculinamente hablando) al asesino de vagones, mejor conocido como Mahogany, que al protagonista. El primero era un hombrón, en versión mega perversa, que no es eso lo que me atraía y en cambio el segundo, para mi gusto tiene mucha cara de güero deslavado (rubio).  Sólo que no sé si será muy conocido o después de esta increíble historia, logró hacer fama, porque de tanto cine que he visto en mi vida, confieso que nunca lo había visto. Quizás lo suyo es deambular (actuar) al son de este tipo de porquerías, a saber.

El asunto es que el actor emergente protagonista, en compañía de su pareja, la gatita -melosa, entre dimes y diretes, se inmiscuyen de la manera más soez y absurda en las fauces de la maldad. O más bien todo lo que hay que hacer para que una cinta de terror lo sea. Porque él dedicado en cuerpo y alma a tomar fotos para alcanzar la fama como tal y la chica, bueno tiene que de alguna forma justificar por qué está ahí, además para sacarse la ropa y meterse a la cama con el muchacho, cuando en realidad debería estar trabajando de mesera en un café de cuarta.
No contaré la trama más allá de lo narrado, para que el que quiera mandarse tremenda porquería no le mate el chiste, que es tan corto, que si lo cuento nada tendría gracia. No sólo es corto, si no que además la justificación, razón, meollo del asunto, es tan sonsa como la nación que le dio vida a esta porquería de historia. 
Otro dato curioso que casi parece morboso, es la presencia de Brooke Shields, en la historia. Ella hace el rol de la agente de la galería de fotos, que contrata al protagonista cari lindo sopaipilla, para tomar fotos reales, que inmortalicen el mundo exterior, la noche y sus fantasmas. Que penita porque la tenía en buen altar a mi querida Brooke, pero hay que pagar las cuentas a fin de mes.

Ustedes estarán pensando ¿para qué la comenta si le gustó tan poco? Porque hay que destacar las porquerías, advertir a los espectadores, intentar evitar se lancen ante los bodrios así como así. Sólo les puedo decir a modo de cierre, que la hipótesis de esta nausea cinematográfica, es que "el fin justifica los medios". Ante esta premisa es que el guionista echo mano a su asesinada creatividad literaria e hizo lo que pudo, que fue bien poco.
Recomendada para nunca jamás!!

SINOPSIS:
La dueña de una exitosa galería de arte le propone al fotógrafo Leon Kauffman llevar a cabo un trabajo sobre la parte más oscura del ser humano. Sabiendo que ésta es su oportunidad para el éxito, Kauffman comienza una búsqueda obsesiva sobre el tema más oscuro que pueda existir, empezando a seguir los pasos de un asesino en serie llamado Mahogany, quien en el tren subterráneo descuartiza a sus víctimas que viajan en los servicios nocturnos. Aquí comienza un juego de obsesión que lleva al fotógrafo a meterse cada vez más profundo en los túneles de la ciudad hasta el punto de poner en riesgo su vida y la de su novia Maya, embarcándose en un viaje a las profundidades del horror.

CALIFICACION:
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FICHA TECNICA:
Título original: The midnight Meat Train, Estados Unidos, 2008.
Título en español: El vagón de la muerte.
Dirección: Ryuhei Kitamura
Duración: 100 minutos
Guión: Jeff Buhler
Música: Nobuhiko Morino
Fotografia: Jonathan Sela
Género: Terror
Reparto: Bradley Cooper, Vinnie Jones, Brooke Shields, Leslie Bibb, Rober Bart, Tony Curran, Barbara Eve Harris.

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