A IM WINTER EIN JAHR, llegué a través de la señal Europa europa (401 Vtr), porque la sinopsis que la voz en off relataba, sonaba bastante tentadora. Y como suele pasar, otra cosa es verla. No era mala, de hecho qué sentido tendría comentar algo malo. Sino que más bien como que tenía los ingredientes para haber sido mucho mejor y su directora no los supo aprovechar.
Teníamos una muerte, la muerte, que después sabríamos que había sido suicidio, de quien fuera la alegría de una familia, estructural, fría, distante, constituida por un padre y genio de la física, una madre exitosa como arquitecta y dos hermanos, la hermana mayor bailarina y el chico, Alexander, que tan solo quería vivir y disfrutar la vida, pero como vio que todo era demasiado rígido, decidió matarse.
Esto obviamente provoca un dolor tremendo en esta familia, en la madre, que aunque rígida, va demostrando que es mucho menos que el papá, quien durante toda la cinta, tan solo quiere agradar a su esposa, pero de ahí a mostrar un poco de dolor, de arrepentimiento a no haber podido evitar la muerte del chico, nada, nada, nada. Tan solo al final y con un par de vasos de whisky, el padre llora y por eso tenemos que sintetizar que pide perdón y ya está bueno.
Y la hija, que es una chica hermosa, joven, bailarina, pero que está casualmente, perdida. El drama de los que tienen demasiado, de los padres que solucionan aquella cosa latosa de tener que expresar sus sentimientos, aflojando la billetera para que el confort de la buena vida, abrigue sus corazones solitarios.
Igual no está mala la idea que antes de hacer el duelo, la persona acongojada por el dolor del que ha partido, tiene que recuperarse lo más completamente posible, para poder entregarse al dolor, a sentir al otro, sentir al otro y no a sí mismo.
En el caso de la chica, esta hermana que se ha quedado sin su querido Alexander, la única persona que realmente la veía, que sabía lo bien que bailaba, cantaba, lo linda que era y que como todos los seres humanos, necesitaba contencion, amor, protección.
Es curioso y no tanto pensar que el aliciente de una familia, termine matándose. Pero en realidad, justamente por ser la energía de tres personas rigidas y estructurales, cansa a cualquiera. Y por supuesto el chico que ya no está, que tan solo lo vemos en imágenes - memoria, en fotos, es tremendamente hermoso, casi como el chico de La Muerte en Venecia, un nubil jovencito, de piel blanca, tersa, de labios muy rojos, una belleza, tanto como la lejanía de poderlo atrapar, alcanzar, porque además ya no está.
Y en este drama nos fuimos todo el tiempo, sumado además, al pintor, que entra en escena rápidamente porque la madre, en una suerte de congelar lo que nunca tuvo, quiere que le pinte un cuadro donde aparezcan sus dos hijos, alrededor del piano. Entonces la única modelo posible será la hija bailarina, con la cual, obviamente tejera un lazo, al principio tenso, irrespetuoso, ella comprenderá de verlo que este pintor no es igual a todos y desparpajadamente le preguntara ¿eres homosexual asumido o de clóset? Y mientras el espectador (yo) pensará que chica más irrespetuosa, de dónde saca eso, si el pintor es lo masculino de lo masculino, pues bien, la chica tendrá razón y entre pinceladas y pinceladas, la una ayudara a salir del clóset a uno y el otro, le dará todo el cariño, contención, que en casa no encuentra. Una moderna escena de terapia psicológica, si por eso digo que no era rematadamente mala, solo un tanto aburrida, lenta, demasiados datos de sus atroces vidas, las que obviamente encontrarán solución.
En el facilismo de su directora, la historia se arreglará con la madre que vuelve al lugar de los hechos, abraza ese árbol como si fuera el hijo, se recostará en el sitio en el que el hijo se voló la tapa de los sesos, llorara y llorara y cuando no queden lágrimas, se quedará dormida y al día siguiente todo brillará con otros colores. El matrimonio se acabará, el padre llorará también después de tomarse varios vasos hondos de whisky, buscará el cobijo de su pronta ex mujer y le hará contestar que no siempre fue todo tan malo, que hubo momentos maravillosos en sus vidas y ella contestará que sí. La hija aprenderá a valerse por sí mismas después de saber que Alexander, su hermano, la amaba locamente y la admiraba también, entonces ella descubrirá que tiene más fuerza que todos juntos. Y el pintor, que además de salir del clóset, tenía un hijo, comenzará a afianzar ese lazo que estaba un poco congelado. Y así casi que llegaremos al colorín colorado, esta historia se ha acabado.
Recomendada!!
SINOPSIS:
Narra el drama de una familia tras el suicidio de Alexander, su hijo menor. Un año después, la madre, contrata al prestigioso pintor Max Hollander, para que haga un retrato del hijo perdido y de la hija mayor. A partir de ese momento empiezan a salir a la luz diversos y dolorosos problemas familiares que hasta entonces habían permanecido ocultos.
CALIFICACION:
******************
FICHA TECNICA:
Título original: Im Winter ein Jahr. Alemania, 2008.
Título en españo: Hace un año en invierno
Dirección: Caroline Link
Guión: Caroline Link (basado en la novela de Scott Campbell)
Música: Nikki Reiser
Fotografía: Bella Halben.
Reparto: Karoline Herfurth, Josef Bierbichler, Corinna Harfouch, Hanns Zischier, Cyril Sjöström, Misel Maticevic, Daniel Berini, Franz Dinda, Karin Boyd, Alina Freund, Inka Friedrich, Jacob Matschenz.
Género: Drama
Teníamos una muerte, la muerte, que después sabríamos que había sido suicidio, de quien fuera la alegría de una familia, estructural, fría, distante, constituida por un padre y genio de la física, una madre exitosa como arquitecta y dos hermanos, la hermana mayor bailarina y el chico, Alexander, que tan solo quería vivir y disfrutar la vida, pero como vio que todo era demasiado rígido, decidió matarse.
Esto obviamente provoca un dolor tremendo en esta familia, en la madre, que aunque rígida, va demostrando que es mucho menos que el papá, quien durante toda la cinta, tan solo quiere agradar a su esposa, pero de ahí a mostrar un poco de dolor, de arrepentimiento a no haber podido evitar la muerte del chico, nada, nada, nada. Tan solo al final y con un par de vasos de whisky, el padre llora y por eso tenemos que sintetizar que pide perdón y ya está bueno.
Y la hija, que es una chica hermosa, joven, bailarina, pero que está casualmente, perdida. El drama de los que tienen demasiado, de los padres que solucionan aquella cosa latosa de tener que expresar sus sentimientos, aflojando la billetera para que el confort de la buena vida, abrigue sus corazones solitarios.
Igual no está mala la idea que antes de hacer el duelo, la persona acongojada por el dolor del que ha partido, tiene que recuperarse lo más completamente posible, para poder entregarse al dolor, a sentir al otro, sentir al otro y no a sí mismo.
En el caso de la chica, esta hermana que se ha quedado sin su querido Alexander, la única persona que realmente la veía, que sabía lo bien que bailaba, cantaba, lo linda que era y que como todos los seres humanos, necesitaba contencion, amor, protección.
Es curioso y no tanto pensar que el aliciente de una familia, termine matándose. Pero en realidad, justamente por ser la energía de tres personas rigidas y estructurales, cansa a cualquiera. Y por supuesto el chico que ya no está, que tan solo lo vemos en imágenes - memoria, en fotos, es tremendamente hermoso, casi como el chico de La Muerte en Venecia, un nubil jovencito, de piel blanca, tersa, de labios muy rojos, una belleza, tanto como la lejanía de poderlo atrapar, alcanzar, porque además ya no está.
Y en este drama nos fuimos todo el tiempo, sumado además, al pintor, que entra en escena rápidamente porque la madre, en una suerte de congelar lo que nunca tuvo, quiere que le pinte un cuadro donde aparezcan sus dos hijos, alrededor del piano. Entonces la única modelo posible será la hija bailarina, con la cual, obviamente tejera un lazo, al principio tenso, irrespetuoso, ella comprenderá de verlo que este pintor no es igual a todos y desparpajadamente le preguntara ¿eres homosexual asumido o de clóset? Y mientras el espectador (yo) pensará que chica más irrespetuosa, de dónde saca eso, si el pintor es lo masculino de lo masculino, pues bien, la chica tendrá razón y entre pinceladas y pinceladas, la una ayudara a salir del clóset a uno y el otro, le dará todo el cariño, contención, que en casa no encuentra. Una moderna escena de terapia psicológica, si por eso digo que no era rematadamente mala, solo un tanto aburrida, lenta, demasiados datos de sus atroces vidas, las que obviamente encontrarán solución.
En el facilismo de su directora, la historia se arreglará con la madre que vuelve al lugar de los hechos, abraza ese árbol como si fuera el hijo, se recostará en el sitio en el que el hijo se voló la tapa de los sesos, llorara y llorara y cuando no queden lágrimas, se quedará dormida y al día siguiente todo brillará con otros colores. El matrimonio se acabará, el padre llorará también después de tomarse varios vasos hondos de whisky, buscará el cobijo de su pronta ex mujer y le hará contestar que no siempre fue todo tan malo, que hubo momentos maravillosos en sus vidas y ella contestará que sí. La hija aprenderá a valerse por sí mismas después de saber que Alexander, su hermano, la amaba locamente y la admiraba también, entonces ella descubrirá que tiene más fuerza que todos juntos. Y el pintor, que además de salir del clóset, tenía un hijo, comenzará a afianzar ese lazo que estaba un poco congelado. Y así casi que llegaremos al colorín colorado, esta historia se ha acabado.
Recomendada!!
SINOPSIS:
Narra el drama de una familia tras el suicidio de Alexander, su hijo menor. Un año después, la madre, contrata al prestigioso pintor Max Hollander, para que haga un retrato del hijo perdido y de la hija mayor. A partir de ese momento empiezan a salir a la luz diversos y dolorosos problemas familiares que hasta entonces habían permanecido ocultos.
CALIFICACION:
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FICHA TECNICA:
Título original: Im Winter ein Jahr. Alemania, 2008.
Título en españo: Hace un año en invierno
Dirección: Caroline Link
Guión: Caroline Link (basado en la novela de Scott Campbell)
Música: Nikki Reiser
Fotografía: Bella Halben.
Reparto: Karoline Herfurth, Josef Bierbichler, Corinna Harfouch, Hanns Zischier, Cyril Sjöström, Misel Maticevic, Daniel Berini, Franz Dinda, Karin Boyd, Alina Freund, Inka Friedrich, Jacob Matschenz.
Género: Drama
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