Previo a ver LA GUARDERIA, digamos que por mi mente habían pasado tantas ideas, propias, egocéntricas, sobre mi existencia y en este andar, el tema de la memoria que siempre está rondándome. Pensaba en esto que la historia de uno, que le tocó tan álgida por el golpe de Estado en Chile en el ´73 y en 1976 en Argentina. E posterior desmembramiento familiar, separarse entre los que se quedan y los que se van exiliados. Las atroces violaciones a los derechos humanos y de todo lo malo que pasaron, pasamos y todo lo que se trató de hacer para vivir en un mundo mejor, lo que finalmente quedó, que lamentablemente poco queda. En fin, pensamientos positivos. Y después pensar en ir a ver LA GUARDERIA, pensaba en cómo su directora haría para separarse de la otra historia similar. pero en versión chilena que existe que es "El edificio de los chilenos". ¿Cómo enfrentaría el tema? ¿su experiencia?
La experiencia de vida que pasaron los hijos de revolucionarios, quienes para poder ir a transformar el mundo en algo mejor o derrocar la dictadura, tuvieron que dejar a sus niñitos en Cuba, al cuidado de compañeros Montoneros igual que ellos. Para alguno de estos niños el mientras tanto todavía está en signo de espera, para otros después de ocho o nueve meses, lograron reunirse con sus padres, otros con los abuelos. Pero ese tema que es tan parecido y al mismo tiempo tan distinto, porque son países que están cercanos, que han tenido una sangrienta historia común, lo han vivido, padecido, de distintas maneras. Y bueno, solo viéndola podía descubrir las diferencias o al menos, formas de contar una historia tan personal e intensamente emocional.
Y sucedió y que es súper fuerte constatar, que la versión Argentina, LA GUARDERIA, consta de un amor, de una sensación que si bien lo que sucedió fue terrible, que debe haber marcado a esos niños, lo que prima después y por sobre todo, es el amor. El amor que le dieron sus padres en el momento de no querer acarrear con ellos a esa revolución incierta, el amor de dejarlos en un lugar protegido; el amor que recibieron de quienes fueron los "padres cuidadores". El amor que surgió de ida y vuelta, entre los niños y para con los adultos.
Es una historia triste por lo que significó y porque muchos de esos niños perdieron a sus padres. Muchos llegaron ahí con su madre desaparecida o el padre. Y sin embargo, si bien a uno, le emocionan muchas cosas y le recuerdan otras tantas, más que mal es la generación de una, la sensación que queda es la de amor. De amor y unidad de estos niñitos, que después cuando llegó el momento de dejar LA GUARDERIA y comenzar una nueva vida, unos cerca de sus padres, otros no. Lo que se había vivido fue tan hondo, profundo, sincero, importante, vital, que el lazo que nació entre todos los que habitaban LA GUARDERIA, prosigue en el tiempo hasta el día de hoy. Hasta el año pasado 2016, cuando se hizo este documental. Seguramente sufrieron muchos remezones y sus vidas no fueron fáciles tanto en Cuba como después, pero el lazo que construyeron con sus pares niños, hijos, de los Montoneros argentinos, fue para siempre. Y hasta el día de hoy hay amistad, cercanía, amor, contención entre unos y otros, sumado a estos "padres cuidadores" que los cuidaron en Cuba.
Que sin querer marcar diferencias, es la sensación profundamente opuesta, que deja "El edificio de los chilenos", cero unidad, cero colectivo, grupo. Solamente una profunda tristeza, desolación, por la realizadora y su espantosa historia personal, pero en la búsqueda por los chicos que formaron parte como ella del "edificio de los chilenos", lo que menos se aprecia es amor, amistad, complicidad entre ellos. Hay mucho rencor a por sus padres, a por esa historia de la que los hicieron parte. Entiendo el caso de la realizadora, que realmente sus padres se pasaron para desgraciados, pero lamenté el desamor y falta de sentido de grupo, de complicidad entre el resto de los habitantes chilenos en Cuba. Pero en realidad si uno mira la realidad de éste país y la de Argentina, del otro lado de la cordillera siempre hay más ñeque y más fuerza para salir a la calle a luchar por los derechos, por la memoria, no claudicar en lo que sucedió hace cuarenta y pico años atrás. De hecho muchos de los niños del período de dictaduras Argentinas, continuaron el legado político de sus padres, sumaron la organización H.I.J.O.S., crearon los Scraches (Funar, señalar, a los violadores a los derechos humanos, que no hay sido juzgados) como forma de hacer justicia. En cambio, contados casos de lo que fue la dictadura y represión en Chile, los hijos de desaparecidos, ejecutados, han continuado el legado político e ideológico de sus pares. Muchos más bien han dejado el pasado pisado y enterrado. Son distintas sociedades y maneras de afrontar lo que les pasó, lo que fue su historia.
Si me dan a elegir, me quedo a ojos cerrados con el resultado de LA GUARDERIA.
Totalmente recomendado!!!
SINOPSIS:
En 1978, los Montoneros deciden reagrupar a sus militantes exiliados en diferentes partes del mundo para volver a entrar al país y realizar acciones de desestabilización del gobierno de facto. Sin embargo, no podían volver con sus hijos, pues era sabido que estos serían considerados objetivo militar. Por eso crean La Guardería, una casa en La Habana donde estarían seguros y al cuidado de compañeros de la misma organización. Más de treinta niños pasaron por esa casa, en donde todos se consideraban primos y tíos. Muchos aprendieron a hablar, dieron sus primeros pasos y se educaron en las escuelas cubanas, mientras esperaban que sus padres volvieran por ellos. En 1983, con el regreso de la democracia, se abrió la posibilidad de volver a Argentina y La Guardería cerró sus puertas. Finalmente, vuelven a ese país mítico del que tanto les hablaron, por el que sus padres lucharon y hasta perdieron la vida, pero se confrontan con una realidad que es muy diferente a sus sueños. Hoy, los adultos que fueron esos niños, nos cuentan sus recuerdos, fantasías y análisis de lo que fue su particular niñez.
CALIFICACION:
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FICHA TECNICA:
Título original: La guardería, Argentina, 2016.
Dirección: Virginia Croatto.
Guión: Gustavo Alonso, sobre una idea original de David Blaustein y Virginia Croatto.
Producción: Lita Stantic.
Fotografía: MArcelo Laccarino e Ignacio Masillorens.
Música: Nicolás Sorín.
Sonido: Carlos Olmedo.
Montaje: Lucas D´Alo.
Animación: Juan Carlos Coronado.
Niños (adultos) argentinos de La Guardería: Ana Victoria Bistock, Mariana Chaves Ramella, Mario Yäger, Fernanda Raverta, Ana Montoto Raverta, Paula Herrera Locascio, Lucía Zverko Courtaux, Carlos Olmedo, Miguel Binstock, Eduardo Binstock, Amor Perdía, Héctor Dragoevich, Estela Cereseto, Susana Brardinelli, Cristina Pfluger, Nora Patrich, Hugo Fucek.
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