7 de noviembre de 2017

El pacto de Adriana.


Confieso que "El Pacto de Adriana", provocó una expectación particular, desde que lo vi anunciado. Supongo que sería por la horrenda foto que en un principio circuló como “póster”, que mostraba a Manuel Contreras y una mujer más joven, que le tomaba del brazo.

Nada sabía de Lissette Orozco su realizadora, pero insisto la imagen del poster, como que entre arcadas provocaba cierta curiosidad. Y si hurgueteabas y buscabas la información al respecto, las arcadas pasaban a ser vómitos y sin embargo, la curiosidad, en mi caso, no cesaba.

“El pacto de Adriana”, de Lissette Orozco, narra la historia primero desde un plano muy intimo y familiar, intentando contarnos, voz en off de la realizadora, sobre esta mujer “Adriana” o “La tía Chany”, a quien ella admiraba tanto porque era chora, porque de la familia era la única que no se casó, sino que a través de su trabajo se dedicó a viajar por el mundo y cada que volvía al país, traía los mejores regalos. A Lissette además le produjo su fiesta de quince años.




Aparentemente la mujer ideal, el ejemplo, lo que la propia Lissette ensoñaba ser cuando grande. Pero sucedió que en uno de esos retornos de viajes al extranjero, la tía en cuestión es tomada detenida en el aeropuerto y de ahí en más………. La caja de pandora se abrió y era pestilente.

Realmente el documental está muy bien hecho, las casi dos horas de duración se pasan sin darse cuenta. Lo que no es tan agradable obviamente, es la historia que la realizadora nos cuenta de su tía “Chany”, porque la verdad sea dicha, refleja toda la bajeza, el rasquerio y aquel arribismo de algunas personas ignorantes, que creen que los comunistas comían guaguas, que tenían armas y que si ellos no hacían lo que  hicieron, estos rojos los habrían matado a todos.

Dos horas de argumentos baratos, estúpidos, absurdos y desfachatados, en lo personal, en un momento me tenían tan harta que onda quería pararme en medio de la sala y gritarle a “Chany” un par de verdades y enrostrarle algunas incógnitas, que surgían, siendo según ella una mujer que daba la cara.



Está muy bien armada, realizada, la historia porque realmente uno va viendo, comprendiendo, poniéndose en el pellejo de esta familia, sobre todo de Lissette, una joven como muchas de su edad y su ambiente, absolutamente desideologizadas, que al entrar a estudiar cine nada menos y a la Chile nada más, descubre que en el país donde estaba inmersa su casa y su familia, habían pasado cosas horrendas, como una dictadura de 17 años, donde se violaron los derechos humanos de forma sistemática y en donde casualmente, su tía, su admirada, ensoñada, bella y encantadora, tía “Adriana” estaba metida hasta el cuello.

La forma en que el documental no muestra este descubrir y como la realizadora va descubriendo la verdadera cara de la tía, la manipulación que de alguna forma ejerce sobre ella, para que sea Lissette y no la prófuga de la justicia, quien cuente la historia, su verdad.

Confieso que cada una de las escenas donde aparece Adriana y cuenta su “disque” verdad, se me apretaba la guata y quería vomitar. El descaro de esta gente, tan agresiva, tan ordinaria, tan poco humana, en contraste al respeto, educación, son características que el documental muestra y que siempre me han producido gran sorpresa de los fachos y calidez de la izquierda. Porque en las marchas Pinochetistas, concentraciones de la derecha, siempre está esa ferocidad, que para mi está íntimamente unida a la ordinariez, falta de conocimientos,  ignorancia versus las marchas, concentraciones, actos de la izquierda, en donde al escuchar el discurso de Allende, los momentos previos al bombardeo de La Moneda, los presentes entran en un estado de congoja, transportándose nuevamente a ese día, a esas horas, ese discurso, las palabras. Y  jamás un grito de violencia salvaje. Es tan agradable y reconfortante saberse parte del lugar correcto.



En fin, mil detalles. Eso es de los elementos más que rescatables de “El pacto de Adriana”, que está lleno de detalles, de situaciones que al espectador le van a llegar de una u otra forma. Hasta si es de derecha y quiere ir a enterarse de las patrañas de los comunistas, hasta de nosotros los comunistas.

Y creo que cuando un trabajo audiovisual te deja por varias horas, días, semanas, rememorando, recordando, repiqueteándote y además como queriendo contactarte con la directora para preguntarle otras miles de incógnitas que van surgiendo…. Me parece que es cuando estamos ante un buen trabajo. El que hace dar vuelta las neuronas, es para mí el valor más allá de todo. Y si a eso le sumamos, bien para Lissette Orozco que su documental, a donde va gana premios, mejor todavía, porque eso hará tarde o temprano que más y más personas puedan acceder a verlo.


Volviendo al documental, les diré que después de verla y a medida que han pasado las horas, siguen surgiéndome cantidad de interrogantes, detalles, preguntas, que quisiera plantearle a Lissette. En un momento pensé en compartirlas con ustedes, pero les cebaría la mitad del documental, porque tendría que contar más de lo necesario y no hay pecado mayor que narrar lo que otros no han mirado. Así que si les late, les propongo que después que cada un@ la vea, nos reunamos por  interno, dígase en versión “comentarios” e intercambiemos enfoques, puntos de vista, interrogantes y si sale un coloquio pues después lo edito y publico ¿Qué tal? Jajaja.


Así que por mientras,  la dejo hasta aquí y ustedes cumplan su parte ¿cuál? Que si valoran mis comentarios cinematográficos y consejos y si está en Santiago o viaja para aquí, no pierdas la oportunidad de verla, porque quién sabe cuándo vuelva a ocurrir, sabes que nuestro país tiene el mal de la desmemoria, exceso de snoberia y lo que hoy es moda, mañana ¿quién sabe?
Totalmente recomendada!!!


SINOPSIS:
De niña tuve una ídola, mi tía Adriana. En 2007 la tomaron presa y me enteré que en su juventud trabajó para la policía secreta del dictador Augusto Pinochet. En 2011 se fugó del país mientras enfrentaba un proceso judicial acusada de secuestro y asesinato. Hoy mi tía vive una pesadilla, en Australia los residentes chilenos marchan en su contra pidiendo su extradición. El caso se ha vuelto mediático, no me di cuenta cómo me involucré en su terrible pasado y ahora soy parte de su delirante presente. Ambas viajaremos por este relato íntimo de enfrentamientos y confesiones, donde saldrán a la luz oscuros secretos. Tengo un acceso privilegiado a los victimarios de la dictadura militar chilena y estoy dispuesta a llegar a las últimas consecuencias para conocer la verdad y saber quién es realmente mi tía Adriana.

CALIFICACION:
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FICHA TECNICA:
Título original: El pacto de Adriana, 2017, Santiago de Chile.
Dirección: Lissette Orozco.
Género: Documental.
Duración: 120 minutos.

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