Nada sabía de Lissette Orozco su realizadora, pero insisto la imagen del
poster, como que entre arcadas provocaba cierta curiosidad. Y si hurgueteabas y
buscabas la información al respecto, las arcadas pasaban a ser vómitos y sin
embargo, la curiosidad, en mi caso, no cesaba.
“El pacto de Adriana”, de Lissette Orozco, narra la historia primero
desde un plano muy intimo y familiar, intentando contarnos, voz en off de la realizadora,
sobre esta mujer “Adriana” o “La tía Chany”, a quien ella admiraba tanto porque
era chora, porque de la familia era la única que no se casó, sino que a través de
su trabajo se dedicó a viajar por el mundo y cada que volvía al país, traía los
mejores regalos. A Lissette además le produjo su fiesta de quince años.
Aparentemente la mujer ideal, el ejemplo, lo que la propia Lissette
ensoñaba ser cuando grande. Pero sucedió que en uno de esos retornos de viajes
al extranjero, la tía en cuestión es tomada detenida en el aeropuerto y de ahí
en más………. La caja de pandora se abrió y era pestilente.
Realmente el documental está muy bien hecho, las casi dos horas de
duración se pasan sin darse cuenta. Lo que no es tan agradable obviamente, es
la historia que la realizadora nos cuenta de su tía “Chany”, porque la verdad
sea dicha, refleja toda la bajeza, el rasquerio y aquel arribismo de algunas
personas ignorantes, que creen que los comunistas comían guaguas, que tenían
armas y que si ellos no hacían lo que
hicieron, estos rojos los habrían matado a todos.
Dos horas de argumentos baratos, estúpidos, absurdos y desfachatados, en
lo personal, en un momento me tenían tan harta que onda quería pararme en medio
de la sala y gritarle a “Chany” un par de verdades y enrostrarle algunas incógnitas,
que surgían, siendo según ella una mujer que daba la cara.
Está muy bien armada, realizada, la historia porque realmente uno va
viendo, comprendiendo, poniéndose en el pellejo de esta familia, sobre todo de
Lissette, una joven como muchas de su edad y su ambiente, absolutamente
desideologizadas, que al entrar a estudiar cine nada menos y a la Chile nada
más, descubre que en el país donde estaba inmersa su casa y su familia, habían
pasado cosas horrendas, como una dictadura de 17 años, donde se violaron los
derechos humanos de forma sistemática y en donde casualmente, su tía, su
admirada, ensoñada, bella y encantadora, tía “Adriana” estaba metida hasta el
cuello.
La forma en que el documental no muestra este descubrir y como la
realizadora va descubriendo la verdadera cara de la tía, la manipulación que de
alguna forma ejerce sobre ella, para que sea Lissette y no la prófuga de la
justicia, quien cuente la historia, su verdad.
Confieso que cada una de las escenas donde aparece Adriana y cuenta su “disque”
verdad, se me apretaba la guata y quería vomitar. El descaro de esta gente, tan
agresiva, tan ordinaria, tan poco humana, en contraste al respeto, educación,
son características que el documental muestra y que siempre me han producido
gran sorpresa de los fachos y calidez de la izquierda. Porque en las marchas
Pinochetistas, concentraciones de la derecha, siempre está esa ferocidad, que
para mi está íntimamente unida a la ordinariez, falta de conocimientos, ignorancia versus las marchas,
concentraciones, actos de la izquierda, en donde al escuchar el discurso de
Allende, los momentos previos al bombardeo de La Moneda, los presentes entran
en un estado de congoja, transportándose nuevamente a ese día, a esas horas,
ese discurso, las palabras. Y jamás un
grito de violencia salvaje. Es tan agradable y reconfortante saberse parte del
lugar correcto.
En fin, mil detalles. Eso es de los elementos más que rescatables de “El
pacto de Adriana”, que está lleno de detalles, de situaciones que al espectador
le van a llegar de una u otra forma. Hasta si es de derecha y quiere ir a enterarse
de las patrañas de los comunistas, hasta de nosotros los comunistas.
Y creo que cuando un trabajo audiovisual te deja por varias horas, días,
semanas, rememorando, recordando, repiqueteándote y además como queriendo
contactarte con la directora para preguntarle otras miles de incógnitas que van
surgiendo…. Me parece que es cuando estamos ante un buen trabajo. El que hace
dar vuelta las neuronas, es para mí el valor más allá de todo. Y si a eso le
sumamos, bien para Lissette Orozco que su documental, a donde va gana premios,
mejor todavía, porque eso hará tarde o temprano que más y más personas puedan
acceder a verlo.
Volviendo al documental, les diré que después de verla y a medida que
han pasado las horas, siguen surgiéndome cantidad de interrogantes, detalles,
preguntas, que quisiera plantearle a Lissette. En un momento pensé en
compartirlas con ustedes, pero les cebaría la mitad del documental, porque
tendría que contar más de lo necesario y no hay pecado mayor que narrar lo que
otros no han mirado. Así que si les late, les propongo que después que cada un@
la vea, nos reunamos por interno, dígase
en versión “comentarios” e intercambiemos enfoques, puntos de vista,
interrogantes y si sale un coloquio pues después lo edito y publico ¿Qué tal?
Jajaja.
Así que por mientras, la dejo
hasta aquí y ustedes cumplan su parte ¿cuál? Que si valoran mis comentarios
cinematográficos y consejos y si está en Santiago o viaja para aquí, no pierdas
la oportunidad de verla, porque quién sabe cuándo vuelva a ocurrir, sabes que
nuestro país tiene el mal de la desmemoria, exceso de snoberia y lo que hoy es
moda, mañana ¿quién sabe?
Totalmente recomendada!!!SINOPSIS:
De niña tuve una ídola, mi tía Adriana. En 2007 la tomaron presa y me enteré que en su juventud trabajó para la policía secreta del dictador Augusto Pinochet. En 2011 se fugó del país mientras enfrentaba un proceso judicial acusada de secuestro y asesinato. Hoy mi tía vive una pesadilla, en Australia los residentes chilenos marchan en su contra pidiendo su extradición. El caso se ha vuelto mediático, no me di cuenta cómo me involucré en su terrible pasado y ahora soy parte de su delirante presente. Ambas viajaremos por este relato íntimo de enfrentamientos y confesiones, donde saldrán a la luz oscuros secretos. Tengo un acceso privilegiado a los victimarios de la dictadura militar chilena y estoy dispuesta a llegar a las últimas consecuencias para conocer la verdad y saber quién es realmente mi tía Adriana.
CALIFICACION:
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FICHA TECNICA:
Título original: El pacto de Adriana, 2017, Santiago de Chile.
Dirección: Lissette Orozco.
Género: Documental.
Duración: 120 minutos.
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