Hace muchos meses atrás supe de la existencia del documental "El Negro" y quise verla, pero no tenía idea de dónde. Hasta que comenzaron a suceder cosas muy malas en Chile, que permitió que en ese mismo país un canal de TV tomara el toro por las astas y decidiera romper el esquema tradicional de la televisión, lo que suele conocerse como "parrilla programática" y emitieran programas realmente de entretenimiento, sin que esto implicara mujeres piluchas (desnudas) frotando el cuerpo sobre hombres piluchos (desnudos) y bailando ritmos infernales.
Ver "El Negro", significó experimentar en mi vida, uno de esos momentos que me gusta, exageradamente, clasificar como "culmines". Como tiempo atrás me ocurrió con "Rita, el documental". Supongo que se debe tanto a traten sobre la vida y obra de personas que por cosas de la existencia, tuve la oportunidad de conocer, sino porque son historias que hablan sobre una generación, que casualmente es la mía.
Me doy cuenta y asumo que el comentario se cae de egocéntrico y qué tanto. Porque no por más o menos ego, creo cual convicción que tanto ego y mirar hacia atrás se explica porque estoy en esa edad, que al sumar más de dos décadas, miras demasiado seguido -con nostalgia-, los momentos pasados. Y a través de un buen documental, que narra las historias de personajes que para ti (yo), fueron importantes, inexorablemente, va convirtiéndose no solo en la historia de ellos, ella, elles, sino que en la propia también.
Puedo decir en el caso particular que nos confiere, dígase "El Negro": la historia de un hombre con una juventud dura, gracias a los 17 años de dictadura en Chile, donde padeció y sufrió junto a su familia, la detención, tortura de sus padres primero y de sus dos hermanas después, sumado a la pobreza que produce que tus padres se queden sin trabajo.
El Negro, mejor conocido como Ricardo Alfonso Palma Salamanca, fue un joven valiente. Verdaderamente lo considero un joven valiente, arrojado, energético, como los de hoy, como los ACES de Chile (estudiantes secundarios, de la enseñanza media, preparatoria), que nos tiraron las orejas y enseñaron la ruta a través de "Evadir no pagar otra forma de luchar" y que finalmente son los padres de lo que hoy se conoce como "La Revuelta Social".
A esos jóvenes arrojados pertenece El Negro Palma, solo que de un tiempo en el que la dictadura y violaciones a los derechos humanos, duró mucho más que el gobierno de Piñera. Y por tal, las condiciones político sociales exigían actuar para sacar al tirano del poder. Así fue como Ricardo Palma, se transformó en un revolucionario en toda la extensión de la palabra, lo que a mi ver, lo hace aún más admirable. Aunque no es buen admirar a nadie, pero como en estricto rigor soy una gallina que se caga cuando se ve en peligro y si ese peligro lo propagan los pacos (carabineros, polícias), más lo admiro. Admiro al Negro Palma, como también admiro a lxs jóvenes que evadieron para que todes estalláramos el 18 de octubre 2019.
El Negro Palma.
Al Negro Palma, tuve la suerte o casualidad de conocer porque íbamos al mismo colegio, él estaba por salir y yo, recién llegada de México (exilio 12 años de mis padres). Él era compañero del hermano de mis mejores amigas y una que otra vez, me tocó verlo en la casa de ellos. Era un joven interesante, guapo, de tez morena, pelo negro y muuuuy callado. No recuerdo haber entablado conversación con él más allá de un hola y chao, pero como era bien guapo y ese modus silencioso llamaba mucho la atención, obviamente le eché el ojo, que ahí quedó porque tras dos encuentros en casa de mis amigas, nunca más lo volví a ver jajajaja....... hasta 1991 cuando de vuelta del trabajo a la casa, escuché en la radio de la micro (camión), que habían asesinado al senador Jaime Guzmán y que las sospechas apuntaban al Frente Patriótico Manuel Rodríguez (FPMR). Hasta ahí nadie había mencionado si quiera a Ricardo Palma, pero pasado los días la historia aportaría más antecedentes.
Como les comenté soy una gallina, pero eso no quita que en espíritu sea una ultra de aquellas y que en muchos casos, avalo al 100% la violencia, si le llamamos así a la justicia que la Corte Suprema nunca hace. Los revolucionarios le llaman "ajusticiamiento" y creo que el nombre es el mas adecuado, porque asesinos son -en este país-, los uniformados militares, carabineros, agentes del estado como CNI, DINA, quienes tras la detención - secuestro, torturaban y casi todas las veces asesinaban sin entregar los cuerpos, transformándolos en desaparecidxs.
Este comentario obviamente nunca lo he hecho publico, a lo más a un grupo reducido de amigos y amigas, ya que saca chispas. Hay muchx "progresista" acomodado que saltaría con estas palabras. Lo bueno, es que nunca me ha importado la opinión de los demás, bastante tengo con mi propia conciencia y autocritíca, para andar cargando con la de otres. Pero en mi condición de gallina, hay cosas a las que no le temo, como son decir las cosas por su nombre.
Y por eso es que este documental sobre El Negro Palma, me llegó tan hondo. Cuando lo vi, lloré tanto. Lloré de emoción, de tristeza, pensando en el joven revolucionario, en su vida como tal, sentí admiración y emoción, pensando en como él mismo contó muchas de sus acciones de "ajusticiamiento", fueron para cobrar venganza por lo que les pasó a sus hermanas, por los profesores degollados del Latino (el colegio al que los dos íbamos) y la verdad lo admiré mucho, mucho más. Creo que si no fuera quien soy (una coco-barde) y hubiera vivido en Chile toda la dictadura como Ricardo y le hubieran hecho algo a mis familiares, a mis profesores, creo que tendría la misma reacción. No sé si será porque no solo nacimos el mismo año (1969) sino porque aunque él hombre y yo mujer, a lo mejor somos del mismo signo zodiacal jajaja.
Pero son esas cosas, que encuentro más que meritorias, maravillosas, es que lo admiro totalmente. Y admiro también su valentía porque tras los ajusticiamientos, cayó preso, lamentablemente. Lo tomaron preso, lo torturaron y lo condenaron a muchos años en prisión y ahí conoció esa horrenda experiencia que es vivir en una cárcel, como actualmente lo padecen mis queridos y queridas "Primera Línea", las y los jóvenes que nos cuidaban todos los viernes, cuando íbamos a manifestarnos a "Plaza Dignidad", solo que ellos y ellas, en esta ocasión gobierno de Piñera, están presos sin haber sido acusados, sentenciados y condenados.
En el caso del Negro Palma, por suerte después pudo escapar, otro acto maravilloso que recuerdo nitídamente: "un día 30 de diciembre del año 1996, mi mamá me invitó al centro, a la Plaza de Armas, nos encontramos con varias amigas y colegas del trabajo de mi mamá y de pronto una de ellas, contó "se escaparon de la cárcel varios miembros del FPMR, entre ellos el Negro Palma". Entonces todas estas personas reunidas, casualmente todas mujeres, nos tomamos de las manos y empezamos hacer una ronda que entre vuelta y vuelta fue creciendo, ampliándose por más y más mujeres que llegaban y todas cantando "Yo te nombro libertad"".
Porque eran nuestro hombres valientes, revolucionarios, que lograban la libertad, creo que entre el grupo de mujeres estaba Mirna Salamanca, la mamá del Negro Palma. Creo que ahí está el punto. Que para algunas personas, entre ellas mi madre, mi papá, mi hermana Manuela y yo, sentíamos que si bien tanto el asesinato de Jaime Guzmán como la libertad para estos presos por luchar, iba a traer graves consecuencias en la vida del país, esta sociedad que supuestamente había recobrado la democracia hacía 6 años, estaba portándose como el culo con las víctimas a las violaciones a los derechos humanos y qué decir con sus familiares y qué decir con los familiares y victímas y qué decir que la búsqueda de las y los desaparecidos, la dejaban para después, porque ahora había que actuar con cuidado para que no nos quitaran la democracia. Y así cumplimos 30 años de los gobiernos de la Concertación, donde en cada período hubo una magrísima justicia/verdad/reparación.
Lo otro muy emocionante que tiene el documental sobre El Negro Palma, es como logra recoger tan bien a la sociedad de esos tiempos, la ropa, las calles, las arquitecturas, las personas, las marchas, las reacciones, las imágenes. Supongo que el documental es eso de alguna forma, un testimonio histórico de una época, de un tiempo. Donde los actores protagonistas, dígase quienes vivieron la dictadura, la padecieron, a través de conversaciones van enseñándonos sus pensamientos, ideas, sueños.
Y el ego regresa, porque casualmente esa también es mi historia, la de mis padres, mi familia, que fue separada abruptamente para el golpe militar, desmembrando a la familia, ya que tras el golpe militar los que fueron detenidos y torturados tuvieron que irse al exilio, a mi padre lo echaron de su trabajo, aguantó un tiempo mantenido por mis abuelos paternos, después vinieron las detenciones y tuvimos que exiliarnos también y nunca más pudimos volver la familia unida que fuimos. La dictadura de Pinochet fue devastadora transversalmente, solamente los cuicos (ricos, popis) de mierda, los militares y pacos, podrán decir lo contrario y uno que oportunista. Para el resto, el pueblo de Chile, las víctimas, sus familiares, los como nosotros, la vida quedó dinamitada, partida en dos para siempre jamás.
Y qué decir la del Negro Palma. Porque después de lograr escaparse en 1996, a diferencia de otros revolucionarios él decidió que ya no más y que de ese momento en adelante, viviría para reinventarse una nueva identidad, en la cual poder vivir medianamente feliz con la mujer que amaba, que era su compañera de lucha y formar una familia, dejando el pasado atrás. Muchos de sus compas, lo encuentran un renegado, quizás hasta un amarillo, en lo personal en mi calidad de gallina coco-barde, puedo decir que otra cosa es estar en sus pantalones, todos mis respetos para él, ahora y siempre.
Alguna vez aunque no viene al caso contarlo, tuve que pasar más de seis meses viviendo como nómade y la verdad no se lo doy a nadie. Y si además le pones el ingrediente no menor de ser "prófugo" de la justicia. Yo admiro con todo mi corazón al Negro Palma y aunque debo confesar que quedé un poco cuadrada de ojos cuando tras lograr quedar asilado políticamente en Francia, en 2018, dió entrevistas a algunos medios chilenos, mostrando evidentes señales de estar descarrilándose de la efervecencia que causaba a nivel mundial, por su vida, el haber pertenecido al FPMR. Todo eso me dejó un poco atónita, pero después mi Pepe grillo me susurro al oído: "qué has hecho tu para atreverte a juzgar a nadie". Y si bien me costó entenderlo, después de ver este documental como que las piezas cayeron en los espacios correspondientes y ya no tuve ninguna duda sobre aquello de "otra cosa es haber vivido dentro de sus zapatos".
Supongo que en esencia naif necesito admirarlo, siempre necesito admirar a alguien, pero por otra parte, después de ver el documental de Sergio Castro San Martín, además aprendí a entenderlo. No sé si será la edad o qué o que en quizás no soy tan mala persona y aunque odio bien seguido, tengo rastros de humanidad y pensar en su vida, con otra identidad siempre, yendo y viniendo, tratando de armar una vida junto a lo único que logró mantener, su amada Mishka, no debió ser fácil. No sé hay algo inexplicable que solo tiene sentido cuando ves el documental y lo escuchas y miras hablar, sus silencios largos, pero descubres que su mirada, su boca, sus ojos, tienen algo contraído, triste, quizás quisiera llorar.
SINOPSIS:
El relato del documental va mezclando los discursos periodísticos respecto a los casos en que Palma Salamanca ha estado involucrado –entre otros el asesinato de Jaime Guzmán- con su historia personal y familiar, su vinculación con el Frente Patriótico Manuel Rodríguez, su escape de la cárcel de alta seguridad, su huida a México y su actual vida en Francia, en donde le fue concedido el asilo político en 2018.
FICHA TÉCNICA:
Título original: El Negro, Chile, 2020.
Dirección: Sergio Castro San Martín.
Guión: Sergio Castro San Martín y Ana María Lara.
Duración: 83 minutos.
Género: Documental, thriller.
Música: Sebastian Vergara.
Fotografía: Eduardo Bunster.
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