18 de marzo de 2025

Koulleet Lehdet.


Quiero dedicar este comentario (qué lindo que sea sobre nuestro querido Aki), a mi amado Topillo. Ya no estás físicamente con nosotros, conmigo, pero te llevo colgando del corazón y la memoria, todos los días. Te llevaré en el corazón y la memoria, toda la vida.

Pasaron tantos meses hasta que logré ver Koulleet Lehdet, Flores de otoño, o Fallen Leaves. Una película hermosa, delicada, sencilla, como todas las poesías que hace Aki Kaurismäki. Este señor finlandés es un verdadero poeta, sensible, detallista, delicado. Sus historias sencillas y cortas, cuentan tanto de la vida humana, de las miserias, de las noblezas. No he visto todas las que quisiera, aunque ahora que gracias a mi hermana Manuela, tenemos MUBI, me las podré ver todas, tiene muchas. Hace tiempo atrás (mucho tiempo atrás) vi el Hombre sin pasado y también quedé prendada.

Las historias de Kaurismäki, como digo, son cortas, sencillas, nunca simples y poseen un tema central que parece uno y que va expandiéndose a muchos más. En Koulleet Lehdet, la historia trata sobre personas solas, solitarias, pero no desoladas. Seres sencillos que viven en Helsinki, en el siglo XXI, el año pasado para ser más exactos cuando comenzó la supuesta guerra en Ucrania. Estos personajes viven bajo la sombra de la guerra porque los bombardean con noticias en la radio todo el tiempo. No hay TV, eso es para nosotres los tercer mundistas, ellos ya la superaron. Y en esa existencia que consiste en trabajar y dormir, porque la sobrevivencia es tan efímera que al llegar a casa o a la cama o al conteiner donde está tu cama, lo que más quieres es no hacer nada, si acaso comer algo y dormir. Así pasan los días de Ansa y Holappa, ella y él respectivamente. Ansa trabaja en un supermercado pero la echan porque supuestamente roba la comida vencida, Holappa vive en un conteiner que da la empresa metalúrgica en la que trabaja, pero tiene el pequeño gran pero, a diferencia de los demás seres, que empina mucho el codo. Es abiertamente alcohólico y ya.

Pero un día en un karaoke, Holappa conoce a Ansa y viceversa, conocerse es mucho, se miran y miran. Pasará un rato hasta que conversen y él la invite al cine, ella le dará su teléfono, a él se le perderá el papel, ella creerá que no fue tan intenso e importante para él conocerse y en fin, seguirán con sus vidas. Pero Holappa cuando descubre que no tiene el número del teléfono decide buscarla hasta que logra encontrarla. En ese lapsus que pasan nuevamente separados, Ansa adopta a un perrito callejero, su nuevo compañero. Y cuando Holappa logra encontrarla, ella lo invita a cenar, pero el alcoholismo de él enturbia la velada. Ella le dice abiertamente que su padre murió alcohólico y ella no quiere esa vida para sí, él se enoja y se marcha.

La vida continuará, cambiarán muchas veces de trabajo, a él porque lo echan por empinar el codo, ella después del supermercado se va a una industria hacer trabajos de hombres, como ocurrió en la segunda guerra mundial, ya que ellos estaban luchando, aquí suponemos que es así. Ansa es muy trabajadora y después parte a casa con su perrito. No les contaré más, la historia es sencilla, triste, conmovedora, demuestra que efectivamente no podemos vivir sin amor, pero que éste no tiene necesariamente que venir de un otro ser humane, el amor puede manifestarse en la naturaleza, en los animales, en tener amigos.

Pero sin contar el final y para que la vean, les diré que es hermosa la historia y que no termina tan mal, aunque todo indique que sí. La banda sonora es ensoñada, sobre todo el tema central y final "Las hojas muertas", cantada en finlandés me encantó.

Las actuaciones son increíbles, de esas que en realidad no sabes o te olvidas que estás viendo una película, porque todo es tan como la vida normal, la de diario. Quizás esa forma de ser/vivir que tienen ellos puede ser un tanto más distinta a la latina, que somos más expresivos, todo lo expresamos, todo lo hablamos, todo lo sacamos, bueno no todas las personas pero en general. En cambio ellos, siempre o casi siempre, con sus caras como serias, parcas, inexpresivas y sin embargo les encanta el mambo y quisieran bailarlo, pero entonces mejor lo escuchan. La parsimonia con la que se reúnen en el bar, que después se transforma en karaoke, están todos ahí juntos, las mismas personas, que viven en el mismo barrio y nunca se saludan, cada uno en lo suyo, a lo más con otra persona con la que beben cerveza y conversan lo justo. Ansa tiene una amiga con la que conversa un poco más, las dos fueron despedidas del supermercado, las dos salen de noche al karaoke, a beber por ahí unos tragos de colores, son como las más animosas. Y Holappa y su amigo con el que vivía en el container, que gracias a que el segundo invitó a Haloppa, es que éste conoce a Ansa, ellos también conversan. Pero en el bar o en el karaoke, el resto escucha los temas movidos sin pestañear. Y todos esos detalles, sumado a la atmósfera de ciudades vacías de vida, de infancia, de todas esas cosas que nos abundan, le dan un tono, un toque. Digamos que en esta película de Kaurismäki, los temas centrales son la guerra (una constante) y la soledad. Pero no una soledad desoladora, simplemente la certeza que existe pero que puedes paliarla con la compañía de un perrito amigo, de una amiga, de un amigo o quizás, de un amor.

Totalmente recomendada!!


SINOPSIS:

Ansa es soltera y vive en Helsinki. Trabaja con un contrato de cero horas en un supermercado, abasteciendo los estantes; luego clasifica el plástico reciclable. Una noche se encuentra accidentalmente con el igualmente solitario trabajador Holappa, un alcohólico. Contra todo pronóstico y malentendidos, intentan construir una relación. Como resultado, Holappa logra controlar su adicción al alcohol.

CALIFICACIÓN:

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FICHA TÉCNICA:

Título original: Koulleet Lehdet, Finlandia, 2023.

Título en inglés: Fallen Leaves.

Duración: 81 minutos.

Género: Drama, romance.

Dirección y guión: Aki Kaurismäki.

Reparto: Alma Pöysti, Jussi Vatanen, Anna, Alina, Kaisa, Janne Hyytiäinen, Martti Sousalo.

Fotografía: Timo Salminen.

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