En la incultura de mi cultura de idiomas, no pensé en qué significaba SHAME, sino que simplemente hubo algo más allá de todo, que hizo que esta película desde su estreno me tincara mucho. No la fui a ver al cine porque causó demasiado expectación y ya saben que odio a los snobs, a la gente casi por completo, entonces era absolutamente imposible que compartiera un espacio cerrado sin metralleta en mano, con ellos. Además que igual me daba su pudor ir a verla, por si aquello que de verdad tuviera más de una escena subida de tono. Mejor esperar a los momentos en privado, donde el cine -de estos casos-, se aprecia mucho mejor.
Y no me equivoqué. Porque SHAME es realmente una película de esas que me gustan mucho. De esas donde los personajes silenciosos, taciturnos, arrastran pasados pesados y todo, todo, es cargado por estos personajes que jamás sueltan prenda. Me gusta este tipo de cine en el que el director, sabe representar perfectamente la soledad de sus personajes, así como el entorno en el que viven. Qué mejor para esto que Estados Unidos, que tendrá mucho color y luces de neón, será el país de las ciudades más cotizadas, pero finalmente y después de todo, lo que más mueve a esos seres es la soledad, la frustración, serios problemas de relaciones humanas y que a veces, no todos, no generalizaré, necesitan tomar un arma y matar a sus compatriotas.
Que tristeza embarga al personaje, a Brandon, que hombre más misterioso, guapo, encantador, atractivo, precioso, pero que mirada más triste, de esas que miran, observan más allá del horizonte, que atraviesan sin palabras, con una mirada triste por lo general. Aunque la perversión vaya de la mano, porque sino el daño causado por la vida que les tocó vivir, no sería tal. Perverso, hermoso, triste, guapo, atractivo. Pero de miradas, sexo casual, sexo colectivo, sexo, sexo, sexo, no pasamos. Y no diré algo tan cliché como que el sexo sin amor no vale nada. Mangos. El sexo, el amor, a veces son elementos que cuesta mucho unirlos y el ser humano en busca del contacto con otros, con otras, es capaz de hacerse adicto a lo que tiene más a mano: al sexo. Aunque a través de él, pese a la cercanía, la penetración, el rose de pieles, de salivas, lenguas, se está a años luz de distancia real con esa carne, esa boca, esa piel, qué decir del corazón. Y la adicción aumenta hora tras hora, se necesita más y más, no basta con sexo con otros, no basta con penetrar, ser penetrado, sino que también correrse la paja en todas partes, a toda hora. El sexo como escape.
Nada más triste.
Y sin embargo las taras te persiguen, la soledad late más y más fuerte.
De pronto para el personaje de esta historia, le llega a vivir a su departamento maravilloso, su hermana Sissy, con la que uno siente que hubo un algo en común, un lazo diferente, especial. Quizás hasta un poquito de perversión, podría ser que en la infancia se quisieron tanto que cruzaron la línea. Nunca hay demasiada claridad al respecto y sin embargo hay una nebulosidad al respecto que atrapa, morbosamente, pero atrapa. Reacciones de él, normalidad de ella hacia él por sucesos raros. Camaraderia, una solidaridad, un apoyo que de pronto explota pese a la necesidad requerida por ambos. Él proyecta en ella, seguramente, lo que les pasó cuando eran familia. Él la insulta, la echa de su casa y Sissy tan solo dice: "es que si me voy no nos volveremos a ver nunca más", con una tristeza que traspasa la pantalla directo al espectador. Una relación extraña.
Él se va de casa después de esta pelea. Y comienza la adicción sexual más fuerte que nunca. Con hombres, mujeres, varias mujeres, una mujer, un hombre. El rostro de Brandon a medida que van pasando las horas de la noche, la madrugada, va transformándose, es un animal teniendo sexo, un animal lejos de cariño, del amor, sexo, sexo, sexo. Hasta que toca fondo y piensa en la hermana.
De pronto la historia se torna larga, quizás más bien porque las situaciones molestan a la que escribe, no por conocidas y vividas, sino más bien por asfixiantes, la sensación de no tener salida, de la soledad tan mal llevada y quizás eso mismo es lo que siento que me acerca y me aleja del protagonista. Él absoltuamente atractivo, guapo, carismático, que con solo mirar a una mujer esta va a él y sin embargo, incapaz de establecer un vinculo, que no sea la mera y rápida penetración. Demasiada soledad.
Y por otro lado la soledad, la asfixia por esa vida sin sentido, me hace permanecer atenta y callada hasta el final de la historia. Eso es una buenísima trama de una película ¿no es asi?
Totalmente recomendada!!
SINOPSIS:
Brandon es un hombre de treinta y tantos años que vive en un confortable apartamento en Nueva York. Para evadirse de la monotonía del trabajo, seduce a las mujeres, en una serie de historias sin futuro y encuentros de una noche.
Pero el ritmo metódico y ordenado de su vida se ve alterado por la imprevista llegada de su hermana Sissy, una chica rebelde y problemática. Su presencia explosiva llevará a Brandon a perder el control sobre su propio mundo.
CALIFICACION:Y no me equivoqué. Porque SHAME es realmente una película de esas que me gustan mucho. De esas donde los personajes silenciosos, taciturnos, arrastran pasados pesados y todo, todo, es cargado por estos personajes que jamás sueltan prenda. Me gusta este tipo de cine en el que el director, sabe representar perfectamente la soledad de sus personajes, así como el entorno en el que viven. Qué mejor para esto que Estados Unidos, que tendrá mucho color y luces de neón, será el país de las ciudades más cotizadas, pero finalmente y después de todo, lo que más mueve a esos seres es la soledad, la frustración, serios problemas de relaciones humanas y que a veces, no todos, no generalizaré, necesitan tomar un arma y matar a sus compatriotas.
Que tristeza embarga al personaje, a Brandon, que hombre más misterioso, guapo, encantador, atractivo, precioso, pero que mirada más triste, de esas que miran, observan más allá del horizonte, que atraviesan sin palabras, con una mirada triste por lo general. Aunque la perversión vaya de la mano, porque sino el daño causado por la vida que les tocó vivir, no sería tal. Perverso, hermoso, triste, guapo, atractivo. Pero de miradas, sexo casual, sexo colectivo, sexo, sexo, sexo, no pasamos. Y no diré algo tan cliché como que el sexo sin amor no vale nada. Mangos. El sexo, el amor, a veces son elementos que cuesta mucho unirlos y el ser humano en busca del contacto con otros, con otras, es capaz de hacerse adicto a lo que tiene más a mano: al sexo. Aunque a través de él, pese a la cercanía, la penetración, el rose de pieles, de salivas, lenguas, se está a años luz de distancia real con esa carne, esa boca, esa piel, qué decir del corazón. Y la adicción aumenta hora tras hora, se necesita más y más, no basta con sexo con otros, no basta con penetrar, ser penetrado, sino que también correrse la paja en todas partes, a toda hora. El sexo como escape.
Nada más triste.
Y sin embargo las taras te persiguen, la soledad late más y más fuerte.
De pronto para el personaje de esta historia, le llega a vivir a su departamento maravilloso, su hermana Sissy, con la que uno siente que hubo un algo en común, un lazo diferente, especial. Quizás hasta un poquito de perversión, podría ser que en la infancia se quisieron tanto que cruzaron la línea. Nunca hay demasiada claridad al respecto y sin embargo hay una nebulosidad al respecto que atrapa, morbosamente, pero atrapa. Reacciones de él, normalidad de ella hacia él por sucesos raros. Camaraderia, una solidaridad, un apoyo que de pronto explota pese a la necesidad requerida por ambos. Él proyecta en ella, seguramente, lo que les pasó cuando eran familia. Él la insulta, la echa de su casa y Sissy tan solo dice: "es que si me voy no nos volveremos a ver nunca más", con una tristeza que traspasa la pantalla directo al espectador. Una relación extraña.
Él se va de casa después de esta pelea. Y comienza la adicción sexual más fuerte que nunca. Con hombres, mujeres, varias mujeres, una mujer, un hombre. El rostro de Brandon a medida que van pasando las horas de la noche, la madrugada, va transformándose, es un animal teniendo sexo, un animal lejos de cariño, del amor, sexo, sexo, sexo. Hasta que toca fondo y piensa en la hermana.
De pronto la historia se torna larga, quizás más bien porque las situaciones molestan a la que escribe, no por conocidas y vividas, sino más bien por asfixiantes, la sensación de no tener salida, de la soledad tan mal llevada y quizás eso mismo es lo que siento que me acerca y me aleja del protagonista. Él absoltuamente atractivo, guapo, carismático, que con solo mirar a una mujer esta va a él y sin embargo, incapaz de establecer un vinculo, que no sea la mera y rápida penetración. Demasiada soledad.
Y por otro lado la soledad, la asfixia por esa vida sin sentido, me hace permanecer atenta y callada hasta el final de la historia. Eso es una buenísima trama de una película ¿no es asi?
Totalmente recomendada!!
SINOPSIS:
Brandon es un hombre de treinta y tantos años que vive en un confortable apartamento en Nueva York. Para evadirse de la monotonía del trabajo, seduce a las mujeres, en una serie de historias sin futuro y encuentros de una noche.
Pero el ritmo metódico y ordenado de su vida se ve alterado por la imprevista llegada de su hermana Sissy, una chica rebelde y problemática. Su presencia explosiva llevará a Brandon a perder el control sobre su propio mundo.
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FICHA TECNICA:
Título original: Shame, Reino Unido, 2011
Dirección: Steve McQueen
Guión: Steve McQueen y Abi Morgan
Reparto: Michael Fassbender; Carey Mulligan; James Badge Dale; Hannah Ware
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