12 de enero de 2016

Stories we tell.

Confieso que soy una iletrada de Sarah Polley, que llegué a ella o sé de ella, a través de mi sisterna Manucita, pero a STORIES WE TELL, llegué más por curiosidad en la trama, en la sinopsis, que en el conocimiento que fuera un trabajo cinematográfico de Polley.
De hecho, muy avanzado el documental, porque eso es lo que es, fui descubriendo que versaba sobre la historia de la familia de Sarah.

Supongo que lo que me atrajo fundamentalmente, es el tema de las historia de familias, que siempre me han gustado mucho, porque yo también vengo de una y porque tengo muy presente siempre, la sensación de querer contar la de ciertos personajes de mi núcleo, como mis papás y mis abuelos. En este caso lo que uno siempre se cuestiona un tanto con ego, otro tanto con ingenuidad es ¿qué le puede interesar a otros la familia de uno? Eso es lo que le pregunta, reflexionando una de las hermanas mayores a Sarah, sintiendo un poco que no existe nada mucho de interés o importancia para otros, sobre su vida familiar.

Y quizás sea así, que no exista nada famoso que contar, pero si todo lo que arma historias en literatura o en cine, tuviera que basarse en historias de gente famosa, el mundo sería aún más ignorante de lo que ya, porque carecería de mucha información. Encuentro que el plus de STORIES WE TELL, está justamente en eso, en aportar algo que no sabíamos, al menos yo lo desconocía. Y por más simple que sea tu relato, si está bien narrado, si cuenta con ritmo, energía, el interés del espectador se mantendrá hasta el final.
De hecho, parto de la base porque lo pienso con convicción, que todos tenemos una historia que contar y por tal, todas son interesantes de ser escuchadas, entendidas, atesoradas en la memoria y en el corazón. Y de paso salvo la idea de algún día realizar el docu sobre mi familia.

De todas maneras, en la medida que el documental va avanzando, nos vamos dando cuenta que la idea de Polley, de contar sobre su familia, surgió de alguna forma en un primer lugar, para hablar de una hermosa madre Diane, a la cual ella no pudo conocer mucho ya que murió cuando Sarah tenía 11 años. Y como los demás actores de esta historia, dígase los miembros de la familia, tenía cada uno un punto de vista particular y personal de contar sobre la mamá.
Entre medio y sin ánimo de contarles el final de la historia, porque no lo es, descubrimos que algo que fue parte de un chiste maloso, de toda la vida, en la infancia de  Polley, se transforma en realidad, ella biológicamente no es Polley, sino que Gulkin, ya que su madre en un momento de su vida, en una cierta crisis personal y matrimonial, tuvo un romance con un productor canadiense muy importante, Harry Gulkin, con el que estuvo a punto de marcharse, pero recordó que eso ya lo había hecho en su juventud y le costó que la alejaran de sus hijos y esa experiencia no la viviría otra vez, así que la relación con Gulkin quedó en un romance intenso y ella continuó la vida con su marido Polley y sus hijos. Y de pronto, de ese romance nació Sarah, la que creció y educó al lado del señor Antoine Polley, un encantador hombre, que fue actor pero que para mantener a la familia lo dejó todo. 

Lo otro que no deja de ser curioso, en esto de mostrar los hitos de la familia, es descubrir que la madre de Sarah, era una famosa actriz canadiense (porque la directora es de ese origen y después se trasladó por el mundo), que hizo algunas obras que marcaron hito en la historia teatral de ese país y que muy joven, murió de cáncer. Y adentrándonos en esta historia familiar, conocemos al padre biológico y la relación que surge entre padre nuevo e hija y como el ego de algunos se interpondrá en los verdaderos sentimientos futuros para esta familia extendida.
En fin, mil detalles, historias, secretos, detalles, recovecos que vamos descubriendo, conociendo, enterándonos, a medida que la historia transcurre. Debo confesar que cuando se descubre lo de la paternidad de Polley, me dio un poco de flojera el documental porque pensé que era un trabajo algo egocéntrico de la directora, pero tenía tan buen ritmo, estaba realmente tan bien contado, que me quedé. Y lo bueno de eso, se que al rato pude descubrir que la directora era mucho más inteligente que egocéntrica y quería dar una pincelada, una muestra, de como  una misma historia, los distintos integrantes de ésta pueden contarla desde distintos puntos de vistas, egos, emociones, sentimientos. Por algo se llama LAS HISTORIAS QUE CONTAMOS ó STORIES WE TELL.
Totalmente recomendada!!


SINOPSIS:
A partir de entrevistas e imágenes familiares, Sarah Polley, busca la respuesta a uno de los enigmas que rodean a su familia. Filme de investigación por el que desfilan padres, hermanos y amigos, cuyas contradictorias declaraciones conforman un mosaico emocional en la innovadora línea de documentales. 

CALIFICACION:
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FICHA TECNICA:
Título original: Stories we tell, Canadá, 2012
Título en español: Las historias que contamos.
Dirección: Sarah Polley
Guión: Sarah Polley
Música: Jonathan Goldsmith
Fotografía: Iris Ng.
Género: Documental
Duración: 108 minutos

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