15 de agosto de 2017

Habeas corpus.


Hace tanto tiempo que quería ver HABEAS CORPUS, me interesaba la temática. Conocer desde dentro la que fuera la Vicaría de la Solidaridad, que trabajó afanosamente durante la dictadura en Chile (1973 - 1990). Volver a mirar, pasearse con los ojos, por aquellos pasillos por donde pasó tanta gente, buscando, intentando saber sobre el paradero de sus familiares. Personas que iban a denunciar el secuestro de algún familiar, al que se llevaron de casa, con violencia. O contar que habían visto en tal o cual parte cadáveres o que les habían dicho que en tal otra, habían fusilado a personas.



Todas esas historias, que desde los primeros días, el Comité Pro Paz, fue archivando, juntando y después sería el turno de la Vicaría de la Solidaridad, protegida por la iglesia católica, fundamentalmente por el Cardenal Silva Henríquez, quienes trabajarían en pos de averiguar, constatar y resguardar toda la información que personas, familiares y después los sobrevivientes.



Cada quien cuenta la historia de los sucesos como puede. Una manera es a punta de entrevistas, otra con imágenes, quizás con figuras de plastiscilina, otra con imágenes de archivo. En el caso de HABEAS CORPUS, fue una mezcla de todo lo anterior. Escuchar de la propia voz de los abogados querellantes, que trabajaron en el Comité Pro Paz y después en la Vicaria de la Solidaridad, contar cómo habían sido las cosas desde el principio. Aquello de sin experiencia, en el tema de recavar información, de aprender a ser sutiles, delicados con las personas, familiares, después serían los sobrevivientes. Conocer los rostros de esos abogados, que uno con el paso del tiempo, conoció de oídas, de saber los casos que llevaban y aquí conocerlos, aunque con varios años más en el cuerpo.



Escuchar a la asistente social, al médico a cargo de los sobrevivientes, quienes llegaban ya fuera para mostrar sus heridas de tortura, contar sus historias, muchas de las cuales, todavía tenían secuelas en su cuerpo y había que revisarlas, conocerlas, distinguirlas, fotografiar, para archivar. 
Con figuras de plastilina, contar la detención de algunas personas, los hechos que se sucedían en esa época. Con imágenes de archivo y voz en off, repasar aquellos hechos que unos creen pertenecen al pasado y que para otros, nos siguen estremeciendo y en ese mismo temblor, hay que recordar, para no olvidar.



Las historias de cómo los abogados, iban sumando pistas sobre las identidades, apodos, de los secuestradores DINA o CNI, de los centros de tortura, de los tipos de tortura. Realmente un documental muy, muy didáctico. De aquellos, que deberían exhibirse en las escuelas, para que los jóvenes que no vivieron estos sucesos, aprendan, conozcan, sepan y no quieran que vuelvan a repetirse.



Sin embargo hubo un detalle no es menor, que me molestó del documental y es el hecho que los directores, Sebastián y Claudia, decidieron acercarse al fin de esta interesante historia, contando  un suceso terrible de la historia de la dictadura, muy terrible, pero que no es que por él haya ni terminado la dictadura, ni menos el trabajo que siguió realizando la Vicaria de la Solidaridad, hasta el año 1992. Me refiero al secuestro y degollamiento de José Manuel Parada, sociólogo, Manuel Guerrero y Santiago Nattino, en 1985. 

El documental centra el asesinato de Parada, que es y será un hecho terrible, realmente espantoso, pero que sus directores decidieran usar esa muerte para marcar el fin del documental, que era sobre la historia de la Vicaría de la Solidaridad, que tan interesante estaba, tan bien contada, tan didáctica, creo que no estuvo muy acertado.

Porque como bien digo, obvio que fue un hecho espantoso, no motivó que la Vicaría cerrara sus puertas y dejará de trabajar para los familiares de las otras miles de víctimas de la dictadura en Chile. Entonces no se entiende por qué concluirlo así, si históricamente a Chile le faltaban 7 largos años de sangrienta dictadura y mucho trabajo más por realizar, pese a todo a la Vicaría. No sé de esas cosas que podríamos llamar "antojo" de director. 



Encuentro que no fue una salida inteligente, que si bien fue un hecho terrible, como tantos otros, como los Hornos de Lonquen, como el mal llamado "Caso quemados", como el asesinato de Pepe Carrasco, como las desapariciones del Comitñe central del PC clandestino, como las desapariciones de personas del MIR, del P.S., todos y cada uno de ellos fueron sucesos horrendos, que demostraban la barbarie, maldad, perversión, con que trabajan los milicos en contra de lo que ellos llamaban "el cáncer marxista". 



Pese al abrupto e injusto final, sobre todo para la historia de las violaciones a los derechos humanos en Chile, el documental es realmente muy, muy bueno.
Totalmente recomendado!!


SINOPSIS:
Tras el golpe militar de 1973, los funcionarios de la Vicaría de la Solidaridad inician el arriesgado camino de salvar la vida de los perseguidos y de buscar el destino de los detenidos. Con el tiempo, comprendieron que existía una política de exterminio contra los disidentes y que, para descifrar su modo de funcionamiento y sus responsables directos, debían convertirse en un sofisticado equipo de inteligencia. 

CALIFICACION:
*************************

FICHA TECNICA:
Título original: Habeas Corpus, Chile, 2015.
Dirección: Sebastián Moreno y Claudia Barril.
Guión: Sebastian Moreno, Claudia Barril, Nona Fernández.
Fotografía: Sebastián Moreno.
Género: Documental derechos humanos.
Duración: 80 minutos.
Productora: Películas del Pez. 

No hay comentarios: